Recuerdo cuando
dijiste, que por una vez en la vida, hay que cambiarle la vida a
alguien; como Albert Einstein, que decía que si pasas el resto de la
vida de un pez enseñándole a trepar a un árbol, pasaría el resto
de su vida pensando que es un inútil. A eso me refiero. A que todos
tenemos un lugar donde ser brillantes, pero el día que la humanidad
entienda que el físico es secundario, se dará cuenta de porque de
un regalo siempre tira el envoltorio. Por eso no es la mirada, es
quien te mira, como cuando sientes algo que nunca has sentido y lo
mejor es averiguar que es.
Y es que muchas de las
mejores cosas de la vida son aquellas que nadie ha descubierto antes,
como aquel desierto que ahora todo el mundo llama Las Vegas, o como
conectar a todo el planeta entero a través de un hilo y llamarlo
Internet. Y tranquilo, que no son las veces que te caes, es como te
levantas. Que merece la pena luchar por aquello que te haga sentir
vivo, porque no hay nada que merezca tu alegría que se consiga sin
esfuerzo.
Prométeme que correrás
bajo la lluvia y demostraras al mundo entero de todo lo que eres
capaz, que yo ya se que la gente entra y sale de nuestras vidas casi
tantas veces como aire respiramos, pero te tienes que quedar con
quien te baje las estrellas y no con quien te haga soñar con ellas.
¿Sabes como reconocer
a alguien especial? Por los abrazos. Porque cuando te dan uno de esos
abrazos, que hacen que se detenga el tiempo y que suspires profundo
deseando que ese instante sea eterno, cuando eso sucede, me doy
cuenta de que todo es posible. Y ahí es cuando me acuerdo de ti, que
tendemos a cometer ese grave error de esperar a que ocurra algo tan
caótico que le de la vuelta a la vida para dar el paso, para
arriesgarse, probar cosas nuevas, decir TE QUIERO, sentir,
enamorarse, vivir.
¿Que tal un así
porque si? Porque me apetece aquí y ahora contigo. Que al miedo hay
que mirarle de frente y a los ojos y así puedes dejarte llevar por
ese puto motor que te late en el pecho, que toda pesadilla tiene su
despertar, porque el valor es el resultado de un gran miedo y tu has
llegado a mi vida como los superheroes, dispuesto a quitármelo. No
me rindo porque se que te prometí que nunca lo haría.
Solo quería decirte
que tampoco se como se sale de Roma, pero si lo supiera, pasearía
todos sus caminos contigo.
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