Por
mucho que queramos disfrazarlo, ocultarlo, evitar hablar de él...,
el amor es lo más importante que existe en el universo. Y los
jóvenes lo vivimos con más intensidad, con más pasión y con más
ansiedad que el resto del mundo.
No
lo pienso sólo ahora, que estoy enamorada y soy correspondida. Lo he
pensado siempre, aunque no siempre lo haya reconocido.
Algunos
jóvenes se enamoran en secreto y les cuesta dar el paso definitivo.
Otros disfrutan de una relación que nos parece que será para
siempre. Hay adolescentes que no encuentran a su media naranja y
prueban otras hasta que dan con la definitiva. Incluso, muchos chicos
discuten y rivalizan con otros chicos por el mismo amor.
De
lo que estoy segura es de que hay una persona destinada para cada uno
de nosotros.
Y
no nos debemos conformar con sentir a medias o gustar. Debemos buscar
a la persona que nos quiera de verdad y por la que nosotros daríamos
la vida.
Tal
vez, para eso, haya que llevarse algún chasco y sobrevivir a varios
naufragios. Pero a lo mejor ese que rema hacia ti y que te lanza el
salvavidas para salir a flote es justo la persona a la que tanto
estabas esperando.
Si
hay algo que lleva consigo el amor es improvisación. En todos sus
aspectos. No eliges de quién te enamoras. Ni puedes elegir que
alguien se enamore de ti. Cuando descubres que algo falla o que algo
no está en su sitio, toca improvisar también. E improvisas cuando
el beso es diferente al que esperabas o su voz interior es diferente
a lo que dice con la boca.
El
amor no envejece, eres tú el que se hace mayor. El amor no discute, eres tú el que le
lleva la contraria. El amor no se pierde, eres tú el que no
encuentra el camino. El amor no tropieza, eres tú el que pone
obstáculos.
Fíate
de tu corazón cuando pienses con la cabeza. Enamórate sin miedo,
sin trabas. Enamórate regalándote una oportunidad de querer a
alguien. Porque, en cuestiones de oportunidades y de amor, tú eres
el único que realmente sale lo que quiere.
Piénsalo.
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