Freedom

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martes, 27 de enero de 2015

Complicidad.

Imagínate Tu y yo. Juntos. Desnudos. En una cama. Piel con piel. Acariciándonos, besándonos, mirándonos De repente te empiezo a lamer el pecho, y el abdomen, y te pego un ligero mordisquito en el pezón Te pone, mucho, pero te picas. Una sumisa no tiene derecho a hacer eso. Me tiras contra la cama, me agarras una pierna y me pegas una fuerte palmada en el muslo. Me vendas los ojos. Poco a poco me siento mas débil Ya no te veo. Aunque si puedo tocarte y acariciarte. Aunque sepa que por poco tiempo. Me atas las manos en el cabezal de la cama. Ahora solo puedo sentirte. Sin más. No se que vas a hacer ni en que momento. Me susurras. Me muerdes. Me estremezco. Quieres escucharme gritar de placer pero a la vez quieres que me sienta absolutamente débil y dependiente de ti. Decides taparme la boca. Podrás ver lo que disfruto en mi forma de retorcerme encima de la cama. En la forma en la que desencaje las sabanas del sitio, en la forma en la que el simple movimiento de mi cuerpo te suplique a ti. Sigues acariciando. Y cuando menos me lo espero pero mas lo deseo me la metes. Fuerte. Duro. Y empiezan las envestidas. Quiero tocarte. Sentirte. Acariciarte. Morderte. Pero no puedo y eso no sabes lo que me frustra y desespera. Soy una sumisa. Tu sumisa. Solamente tuya. Y sabes que? Eso me pone demasiado. Eres mi amo. Mi señor. Mi dueño. Tienes absolutamente todo el poder sobre mi. Y el poder de decidir si quieres que goce y disfrute o no. Suena el cabezal de la calma golpeando y rebotando contra la pared. Parece que la vamos a partir. Cada vez más duro. Más fuerte. Quiero gritar. Quiero descargarme. Pero no puedo. Empiezo a retorcerme por la cama. Llega uno de tantos orgasmos de los que voy a tener y eso te gusta. Me da la sensación de que estas sonriendo victoriosamente. Te gusta ver mi forma de sumisa disfrutando tanto y llegando a tales extremos y comportándome como una cerda. Y sigues. Y sigues. Y sigues. Ansío tocarte. Pero no puedo. El amo es sagrado. Nadie le puede tocar y menos la sumisa. De repente aumentas la intensidad. Estas a punto de llegar. Lo noto. Noto tus gemidos. El inicio de tu orgasmo. Y de repente lo noto. Tu semen. Tu corrida. Tu yo entero. Dentro de mi. Caliente. Te paras sin sacarla y mi abrazas. Me destapas los ojos y la boca. Intento decirte lo mucho que me ha gustado pero me callas con un beso. Cuanto placer. Cuanta confianza, complicidad, sentimientos y emociones juntas. La sacas. Me desatas. Y nos quedamos juntos. Abrazados en la cama. Felices. Piel con piel. Sabiendo que dentro de unos minutos volveremos a repetir.

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